“Pero el ángel les
dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo
el pueblo”
Lucas 2:10
Los humildes pastores
de la región donde nació Jesús, estaban despiertos y guardaban las vigilias de
la noche sobre su rebaño. Es lo que hacen los buenos pastores, para cuidar sus
ovejas y cabras de lobos rapaces u otros depredadores. Algo sobrenatural experimentaron
esa noche esas almas sencillas: se les presentó un ángel rodeado de gran
resplandor. Ellos se asustaron, mas el ángel les dijo: “No temáis”. Muchas veces
rechazamos lo nuevo, lo diferente o lo que se nos revela por medios extraños. Este
texto nos enseña a no tener miedo de la revelación de Dios ni temer a lo
sobrenatural.
El ángel les comunicó
el nacimiento del Salvador, aquel Mesías o Cristo que todo Israel esperaba. No había
que temer porque traía nuevas de gran gozo. La tremenda noticia del nacimiento
de Cristo fue anunciada a esta gente del pueblo. Todas las novedades espirituales
que anuncia el Evangelio son para felicidad nuestra y no para sufrir. A veces
las personas ven la religión cristiana como una fe de dolor, quizás por el
testimonio de los mártires, pero no es así. La fe de Jesús es para que seamos
plenos y felices, en esta tierra y por la eternidad.
Las nuevas de gran
gozo del mensaje de Jesucristo son: a) El perdón de Dios a todo ser humano que
reconozca con humildad su pecado; b) La entrega por parte de Dios al ser humano
de Su Espíritu Santo para poder hacer Su voluntad; c) La venida del Reino de
los Cielos a los corazones abiertos a la gracia de Dios.
Estas nuevas de gran alegría,
dijo el mensajero de Dios, son “para todo el pueblo”, un mensaje para todos.
Nuestra fe es generosa, es para ser divulgada, expandida y ofrecida al prójimo,
especialmente al que sufre.
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