lunes, 12 de diciembre de 2011

(DÍA 11) VERDADERO HOMBRE.



“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos”
Mateo 2:1


Nuestro Salvador no es un dios inventado, tampoco una leyenda, sino un Hombre con existencia histórica. Él nació en una ciudad que aún existe, Belén de Judea, en un tiempo identificable en la historia del Imperio Romano, durante el reinado de Herodes.

El año de nacimiento de Jesucristo reinaba sobre toda Palestina este Herodes el Grande, hijo de padre idumeo y de madre árabe. Con el auxilio de Roma, se apoderó de Jerusalén el año 37 antes de Jesucristo. Y reinó en Palestina hasta su muerte, acaecida durante el destierro en Egipto de la familia de Jesús. Con el fin de congraciarse con los judíos, restauró el templo de Jerusalén, agrandándolo y embelleciéndolo magníficamente, de tal manera que aun sin estar terminadas del todo las obras en tiempos de Jesucristo, era la admiración y el orgullo de sus contemporáneos.

Es muy importante para la fe este aspecto histórico, que el Señor sea un personaje real pues de ese modo intervino en la Historia humana y puede entenderse que tenga un rol concreto en nuestra propia historia personal. Jesús existió porque nació como hombre; Jesús existe porque resucitó y ahora vive como Hombre-Dios eternamente. Gracias a que vino como humano pudo morir por nosotros, los pecadores, ponerse en nuestro lugar y así conquistar para la Humanidad la salvación.

El segundo aspecto de este versículo “vinieron del oriente a Jerusalén unos magos”, indica que este Rey nacido en Belén, este Salvador, no es sólo para los que habitan en occidente sino también para los del oriente, es un Salvador y Rey de todo el orbe. Los magos eran hombres de ciencia de la época que observaban el cielo. Eran como los astrónomos de hoy y su ciencia incluía la astrología, es decir que interpretaban los movimientos de los cielos en relación con los hombres. Al observar un astro nuevo aparecer en el cielo, Dios les guió a ver en ese fenómeno el presagio del nacimiento de un Hombre muy importante, un Rey. La presencia de esos magos en el nacimiento del Niño Jesús significa que Él gobernará para toda la Tierra y Su mensaje es aún para los sabios y científicos de este mundo.

Otro aspecto de los magos es que fueron personas reales. No se sabe si eran tres o más. El Evangelio no lo aclara. Se ha supuesto tres por la cantidad de regalos que ofrecieron al Rey de Reyes: incienso, oro y mirra. Lo cierto es que creyeron en Su luz, se esforzaron por alcanzarlo, lo adoraron como Rey y le defendieron, no revelando su paradero a Herodes.

Hemos revestido a estos magos de una apariencia esotérica y muy oriental, desvirtuando el relato histórico del Evangelio. Es preciso no agregar ni quitar nada a la historia de Jesús. Tanto Herodes, como Jesús y su familia, y los magos, son personajes históricos. Así nuestra fe se fundamenta en hechos verdaderos y concretos, comprobables en la Historia y en las Sagradas Escrituras.

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