martes, 20 de diciembre de 2011

(DÍA 17) UN CANTO DE GRATITUD.


“Entonces María dijo:
Engrandece mi alma al Señor; /
Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.”
Lucas 1:46,47



El Magníficat (magnificat en latín) es un canto y una oración cristiana, proveniente del evangelio de Lucas (San Lucas 1:46-55) y reproduce las palabras que, según este evangelista, María, madre de Jesús, dirige a Dios cuando visita a su prima Isabel (San Lucas 1:13), madre de Juan el Bautista y esposa de Zacarías. El nombre de la oración está tomado de la primera frase en latín, que reza Magnificat anima mea Dominum: “Magnifica alma mía a Dios”.
 
El alma de María engrandeció al Señor, su espíritu se regocijó en Él. Ella expresa lo que siente y piensa su alma y lo que vive su espíritu. Hay ocasiones en la Biblia en que un creyente ordena a su alma bendecir al Señor, como David que escribe: “Bendice alma mía a Jehová”. En este caso, ella da cuenta de lo que sucede dentro de su alma, magnifica a Dios porque la escogido para una obra inmensa: dar a luz al Salvador. Su espíritu está gozoso y lleno del Espíritu Santo, ¡ha sido escogida para una gran misión! Es la más importante misión que un ser humano puede vivir: traer al Salvador a esta tierra, para que muchos alcancen la salvación de sus almas. Si esa hubiera sido su tarea ¿No sentiría usted lo mismo? Yo, verdaderamente, no cabría en mí de gozo.

Si lo pensamos mejor, esta misión dada a la madre de Jesús, en cierto modo es la vocación de todo cristiano: traer la Persona de Cristo a las almas hambrientas y sedientas de Dios. Es deber de los creyentes proclamar la Persona de Jesucristo y anunciar Su Evangelio, pero no como obligación legal sino como un genuino acto de gratitud hacia Aquél que tanto bien nos ha hecho. Cuando se nos ha perdonado mucho estamos profundamente agradecidos y sólo queremos comunicarlo a todo el mundo, producto de la alegría que rebosa el corazón. El canto de María es una alabanza de gratitud hacia el Padre que la ha escogido; es también nuestro canto, puesto que hemos sido escogidos por Él para dar a conocer Su obra salvadora, Sus virtudes y la esperanza que hay en Jesucristo.

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