jueves, 8 de diciembre de 2011

(DÍA 8) DIOS CON NOSOTROS.

“He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.”
Mateo 1:23


El Evangelio en este verso está citando al profeta (Isaías 7:14). Dios por medio de él, como instrumento, habló muchos siglos antes del nacimiento de Jesús, que haría a una mujer virgen concebir varón y que ese Niño se llamaría Emanuel, es decir “Dios con nosotros”. El pueblo hebreo sabía que Jehová le había escogido, sabía que era una nación especial en el corazón de Dios, sin embargo no procedía ni se sentía siempre junto a Dios. Muchos de nosotros, pecadores, tampoco sentimos la Presencia permanente de Él. ¡Qué ignorantes e insensibles somos a la voz del Espíritu Santo! Dios está siempre con nosotros, como lo prometió a los apóstoles, pero nuestro pecado nos aleja de Él. No es que nos abandone, sino que nosotros, avergonzados, tomamos distancia del Salvador.

A Su pueblo escogido entregó mandamientos y puso líderes, fuesen éstos patriarcas, jueces o reyes, más Israel se alejó de Él, reclamó con ingratitud en el desierto, se rebeló contra los siervos que Jehová había dado por cabeza. No somos tan diferentes nosotros a la vieja grey del Antiguo Testamento. Tenemos al Líder Supremo y no nos sometemos a Su voluntad, prefiriendo nuestro propio modo de hacer las cosas. Sin embargo Jesús, siempre fiel, no nos abandona porque ese es Su Nombre, Emanuel, Dios con nosotros. El Señor es fiel a Su Nombre.

Doy gracias al Padre que se reveló un día a mi vida, que hizo nada mi pecado clavándolo en la cruz de Su Hijo. Doy gracias por su gran misericordia porque me escogió, junto a usted, para vivir siempre con a Él y nunca más sufrir la soledad. Aunque todos nos dejasen, aunque los seres más queridos nos abandonaran, Jesús jamás se apartará de nuestro lado, porque Él cumple Sus promesas, porque Él nos ama y se ha propuesto llevarnos a la eternidad. Él es “Dios con nosotros”.

¿Ha conocido usted a una Persona más voluntariosa que el Señor? Creo que no. Los humanos tantas veces comenzamos algo y luego, ya por las dificultades, ya porque surgen otras motivaciones, lo abandonamos. Pero el Señor no es así, el termina lo que comienza, así es que “el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”, es decir hasta el día de nuestra muerte o cuando Él regrese (Filipenses 1:6). Cuando el Señor se propone algo con Sus hijos, no ceja hasta que lo logra. Piense usted en Jonás quien, a pesar de huir de Dios, Éste lo alcanzó en medio de la mar, le hizo ser tragado por un pez y lo puso en las costas de Nínive frente a la misión que le había encargado.

Del mismo modo nos sucede a nosotros. A pesar de nuestros pecados, a pesar de nuestras huidas, Él nos alcanza en Cristo y nos pone frente a la cruz para tomar una decisión: creer o no creer, ser o no ser, aceptarlo o rechazarlo, salvarnos o perdernos para siempre de la vista de Dios. Amados: prefiramos la primera opción –creer, ser, aceptarlo, salvarnos- para que Jesucristo sea nuestro eterno Amigo, nuestro Emanuel, nuestro “Dios con nosotros”. Amén.


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